Cuando llega el frío, mantener el hogar caliente sin disparar la factura energética se convierte en una prioridad. Entre las alternativas más comunes aparecen las estufas de gas y las estufas de parafina, dos sistemas que prometen confort y eficiencia, pero con características muy diferentes.
Si te estás preguntando si son rentables las estufas de parafina, en este artículo encontrarás una guía completa para entender cómo funcionan, sus pros y contras, y cuándo realmente conviene elegirlas.
Qué es una estufa de parafina y cómo funciona
La estufa de parafina (también llamada de queroseno) utiliza un combustible líquido derivado del petróleo, similar al que se emplea en lámparas o calefactores portátiles. Al quemarse, produce calor por convección y radiación, lo que permite calentar el aire de forma progresiva y homogénea.
Existen dos tipos principales: las manuales, que requieren encendido con mecha, y las electrónicas, que integran un pequeño sistema de encendido automático y control digital de temperatura. Aunque las segundas pueden necesitar algo de electricidad para su funcionamiento, ambas destacan por ofrecer un calor agradable y constante, incluso en estancias medianas o grandes.
Las estufas de parafina no necesitan instalación fija, lo que las hace portátiles y versátiles, ideales para segundas residencias o zonas donde no llega una red de gas natural.
Qué diferencia hay entre una estufa de gas y una de parafina
Comparar ambos sistemas ayuda a entender mejor cuál puede ser la mejor opción según tus necesidades. Las estufas de gas funcionan con botellas de butano o propano, y generan calor a través de un quemador que calienta el aire mediante convección. Son rápidas, potentes y pueden calentar estancias grandes con facilidad.
Por otro lado, las estufas de parafina utilizan queroseno líquido, que se vaporiza al quemarse y emite calor radiante. Esto se traduce en una sensación térmica más uniforme, aunque suelen tardar algo más en alcanzar la temperatura deseada.
Mientras que las estufas de gas ofrecen una potencia inmediata, las de parafina destacan por su autonomía y bajo mantenimiento. Además, no dependen de la red eléctrica, lo que las convierte en una excelente alternativa en lugares rurales o viviendas de campo.
Consumo y rentabilidad de las estufas de parafina
La pregunta clave es: ¿son rentables las estufas de parafina? La respuesta depende de varios factores, como el precio del combustible, el uso diario y el tamaño del espacio a calentar. En general, el consumo medio de una estufa de parafina oscila entre 0,1 y 0,3 litros por hora, dependiendo de la potencia del modelo.
Teniendo en cuenta que un litro de queroseno ronda actualmente entre 2 y 3 euros, el coste por hora se sitúa entre 0,20 y 0,60 euros. En comparación, una estufa de gas butano de potencia similar puede consumir unos 200 g de gas por hora, lo que equivale a unos 0,35 euros aproximadamente.
Por tanto, el rendimiento económico es similar, pero la diferencia radica en la eficiencia energética y el calor producido. Las estufas de parafina aprovechan mejor la energía del combustible y mantienen el calor durante más tiempo, por lo que pueden resultar más rentables en climas fríos o en viviendas con buen aislamiento.
Además, al no requerir instalación ni revisiones periódicas, el mantenimiento es mínimo. Esto reduce los costes a largo plazo, lo que refuerza su rentabilidad real.
Pros y contra de las estufas de parafina
Como cualquier sistema de calefacción, las estufas de parafina presentan ventajas y desventajas que conviene valorar antes de comprar una.
Entre sus pros, destaca:
- Su gran autonomía, ya que un depósito de 5 litros puede ofrecer más de 20 horas de uso continuo.
- También son portátiles, lo que permite moverlas fácilmente entre habitaciones.
- Su potencia calorífica es notable, alcanzando temperaturas confortables en poco tiempo.
- Otro punto a favor es su independencia eléctrica. En caso de apagones o en zonas rurales, continúan funcionando sin problema.
- Además, el calor que emiten es más suave y uniforme, evitando los picos de temperatura que a veces producen las estufas de gas.
En cuanto a los contras:
- Las estufas de parafina pueden generar olor durante el encendido o apagado, especialmente en modelos antiguos.
- También es importante mantener una ventilación adecuada, ya que la combustión consume oxígeno.
- Por último, el precio del queroseno tiende a fluctuar más que el del gas, lo que puede influir en la rentabilidad según la temporada o la zona geográfica.
Seguridad y mantenimiento
Tanto las estufas de gas como las de parafina son seguras si se utilizan correctamente, aunque cada una requiere precauciones específicas. En las estufas de gas, hay que revisar periódicamente las conexiones y la manguera, además de garantizar una buena ventilación para evitar la acumulación de monóxido de carbono.
Las estufas de parafina, por su parte, no emiten monóxido en cantidades peligrosas si se usan en espacios bien ventilados, pero sí pueden liberar dióxido de carbono y vapor de agua. Por eso se recomienda no usarlas en habitaciones completamente cerradas y mantenerlas alejadas de cortinas o materiales inflamables.
El mantenimiento se reduce prácticamente a mantener el quemador limpio y utilizar siempre combustible de calidad, evitando mezclas o productos inadecuados que puedan dañar el sistema.
¿Qué es mejor: queroseno o parafina?
Aunque se suelen usar como sinónimos, hay pequeñas diferencias entre ambos. El queroseno C es el más empleado para calefacción doméstica, mientras que la parafina refinada tiene menos olor y una combustión más limpia, lo que mejora la experiencia de uso.
Por tanto, si tu objetivo es minimizar olores y residuos, la parafina resulta la mejor opción, aunque su precio pueda ser ligeramente superior. En cambio, si priorizas el ahorro y no te importa ventilar con frecuencia, el queroseno estándar puede ofrecer un equilibrio interesante entre coste y rendimiento.
Cuál es la mejor opción para tu hogar
Elegir entre una estufa de gas o una de parafina depende de tus hábitos y del tipo de vivienda. Si buscas calor rápido para grandes estancias, la estufa de gas puede ser la más conveniente. Si prefieres calor constante y portátil para estancias medianas, la estufa de parafina te ofrecerá una experiencia más equilibrada.
Las estufas de parafina son especialmente recomendables en casas rurales, segundas residencias o lugares con cortes de electricidad frecuentes, ya que garantizan autonomía y comodidad sin depender de enchufes ni instalaciones fijas.
En términos de rentabilidad, si el uso es ocasional o intermitente, las estufas de parafina suelen ser más económicas y prácticas. Sin embargo, para uso intensivo o prolongado en invierno, puede ser más eficiente una estufa de gas con buena ventilación.
Consejos para aprovechar mejor la calefacción
Para aumentar la rentabilidad de cualquier sistema de calefacción, lo ideal es optimizar el aislamiento de la vivienda, sellar puertas y ventanas y evitar fugas de aire. Además, conviene ajustar la potencia según el tamaño de la habitación: una estufa sobredimensionada gastará más sin necesidad, mientras que una pequeña no alcanzará la temperatura deseada.
También es recomendable no dejar las estufas encendidas durante la noche ni mientras duermes, y comprobar que el depósito o la bombona estén en buen estado antes de cada uso.
En definitiva, sí, las estufas de parafina son rentables, sobre todo cuando se utilizan en espacios medianos, con un uso moderado y una buena ventilación. Ofrecen un equilibrio entre potencia, autonomía y consumo que las convierte en una alternativa eficiente y práctica para muchos hogares.
Si lo que buscas es comodidad sin complicaciones, y un sistema que funcione incluso sin electricidad, la estufa de parafina puede ser la mejor opción para ti. Su rentabilidad no solo depende del precio del combustible, sino de cómo y cuándo la uses. Con un mantenimiento adecuado y un combustible de calidad, puede ofrecerte muchos inviernos cálidos y seguros sin necesidad de grandes inversiones.
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